Yosa Buson

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Haikus de  Yosa Buson


Bosque de Bambú

Pasó el ayer,

pasó también el hoy:

se va la primavera.

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La flor del té,

¿es blanca o amarilla?

Perplejidad.

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Melancolía,

más que el año pasado:

tarde de otoño.

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Lluvias de mayo.

Y enfrente del gran río

un par de casas.

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Un aguacero.

Se agarran a las yerbas,

los gorriones.

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Niña muda

convertida en mujer:

ya se perfuma.

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Incluso mi esposa

actúa como una forastera,

esta mañana de primavera.

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Primavera

Encender una vela

Con otra vela;

Una noche de primavera.

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El halo de la luna, -

¿No es el aroma del ciruelo

Elevándose al cielo?

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Acercando el brasero

A los pies,

Parece tan lejos del corazón.

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Lentos días pasando, acumulándose,

¡Que lejos están,

Las cosas del pasado!

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Sacos de semillas

Mojados

Por la lluvia primaveral.

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La primera helada del año;

Mirando a la grulla enferma

A lo lejos.

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Labrando el campo:

La nube que nunca se movió

Ha desaparecido.

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El sol en el ocaso

Pisa la cola

Del faisán cobrizo.

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Sobre la campana del templo

Duerme

La mariposa.

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La golondrina desciende

Sobre el cuadro de Otsu,

y sale volando.

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De regreso a casa

Después de matar un faisán, -

El sol aún está alto.

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La urraca está cantando,

Su pequeña boca

Abierta.

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Tras de mí,

Viejo y débil,

Flores esparciéndose.

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Con cada pétalo que cae,

Las ramas del ciruelo

Envejecen.

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Un campo de flores de colza:

El sol en el oeste,

La luna en el este.

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Yendo a mirarlas,

Las flores del cerezo en la noche

Se han convertido en fruto.

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La primavera alejándose

Duda

En las tardías flores del cerezo.

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Te vas, -

¡Qué largo el camino!

¡Qué verdes los sauces!

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Esto es todo:

El camino acaba

En el huerto.

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Verano

Puedes ver la brisa de la mañana

Soplando en los pelos

De la oruga.

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Con la brisa de la tarde,

El agua lame

Las patas de la garza real.

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Un repentino chaparrón de verano;

Los gorriones de la aldea

Se agarran a las hierbas.

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Qué felicidad,

Cruzar este río en verano,

Las sandalias en la mano!

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Las chispas del cantero

Se alejan flotando

En el agua clara.

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La corta noche;

En el bajío permanece

La luna creciente.

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El cambio de ropa;

Lo que parecía un mundo de dolor y aflicción

Qué pronto olvidado.

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Los ermitaños son seres humanos;

El kankodori

Es un pájaro.

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Lleno de esperanza y promesa.

El castillo en la cima,

Cubierto de verdes hojas.

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¡Corta la avena que hay delante de la ventana!

¡Déjame ver

Las montañas lejanas!

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Ciruelas verdes;

Las cejas de la belleza

Se juntan.

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Las voces de la gente de la aldea

Regando los campos;

La luna de verano.

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Después de cortar la peonía,

Me sentí exhausto,

Aquella noche.

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Otoño

El principio del otoño;

¿Qué es lo que el adivino

Mira con tanta sorpresa?

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Sorprendida

Por la pobreza,

Esta mañana de otoño.

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Alguien llegó,

y visitó a alguien;

Una noche de otoño.

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Blanco rocío en la zarza;

Una gota

En cada espina.

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Los pasos anhelados

Están lejos,

Sobre las hojas caídas.

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La luna en el más alto cielo,

yo atravieso

Un pobre barrio.

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Rapó al salteador de caminos,

Y lo convirtió en su discípulo,

En un viaje de otoño.

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El sol oblicuo:

La sombra de una colina con un ciervo en ella

Entra por la puerta del templo.

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Renunciando al mundo,

Las hojas e otoño

En la aldea de mis padres.

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Tú que cultivas crisantemos

Eres esclavo

De los crisantemos.

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El sendero a través de los campos;

Las flores del ciruelo apenas son blancas,

Tampoco rojas.

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La mesa de los espíritus;

Desmontándola,

La misma habitación que antes.

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Invierno

La luna del invierno:

Un templo sin puerta,

¡Qué alto está el cielo!

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En el claro de luna helado,

Pequeñas piedras

Crujen bajo los pies.

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Zorras jugando

Entre los narcisos;

Una brillante noche de luna.

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La llovizna invernal

Empapa silenciosamente

Las raíces del alcanforero.

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La lluvia del invierno

Nos muestra lo que hay ante nuestros ojos,

Como si perteneciera al pasado.

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Entrando con un remolino de nieve,

"¡Una habitación para la noche!"'

Y rinde su espada.

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Alojamiento negado,

Luces de una fila de casas

Bajo la nieve.

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Una rata se acerca

Al aceite helado

De la lámpara.

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La tempestad del invierno

Arrastra pequeñas piedras

Contra la campana del templo.

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La tormenta de invierno,

La voz del agua impetuosa,

Desgarrada por las rocas.

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Un viento glacial:

De pronto el caballo tropieza

En el camino de vuelta a casa.

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Arrastradas desde el oeste,

Las hojas caídas se amontonan

En el este


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