Leopoldo Castilla

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Invocación entre luciérnagas -  Leopoldo Castilla

Han vuelto el padre y la madre,

y peregrinan entre luciérnagas.

Será siempre así, construir

como ellas, de muerte a luz, de luz a muerte,

la casa vagabunda, mientras nos movemos

como agua instintiva

dentro de las habitaciones;

con el ojo

suspenso

entre el abismo y el cóncavo humano,

perdiendo y salvando todo:

la combustión,

las formas que pierden la memoria,

la carta que falta en los fractales,

el futuro, ese desterrado,

y las breves especies que se esfuman

dentro de un sueño que no ha soñado nadie.

Vengo a pedir la lluvia,

abuela del bambú;

las cuevas donde el dios se guarece

y se desampara la guerra;

la anunciación de la garza;

la piel que deja, porque no hay nadie en la serpiente;

el aroma del sándalo, templo del templo,

y la nieve, pido, sobre las nubes, en esa cordillera,

cadáver del cielo;

y la mariposa,

latido de su semejanza,

y vamos con los elefantes

y su dormida manada de planetas,

con el murciélago y su patíbulo,

con el loto, beso de su sombra,

con un colibrí y un cuervo y un pétalo y una ofrenda,

vamos al mar que no sabe morir,

vamos, padres, a verme, como en la infancia,

persiguiendo instantes,

detrás de las luciérnagas.