Fernando Pessoa

poemas.ar

Ven a sentarte conmigo, Lidia, a la orilla del río...* -  Fernando Pessoa

Ven a sentarte conmigo, Lidia

a la orilla del río.

Con sosiego miremos su curso

y aprendamos que la vida pasa,

y no estamos cogidos de la mano.

(Enlacemos las manos.)

Pensemos después, niños adultos,

que la vida pasa y no se queda,

nada deja y nunca regresa,

va hacia un mar muy lejano,

hacia el pie del Hado,

más lejos que los dioses.

Desenlacemos las manos,

que no vale la pena cansarnos.

Ya gocemos, ya no gocemos,

pasamos como el río.

Más vale que sepamos pasar

silenciosamente y sin desasosiegos.

Sin amores, ni odios, ni pasiones

que levanten la voz,

ni envidias que hagan a los ojos

moverse demasiado,

ni cuidados, porque si los tuviese

el río también correría,

y siempre acabaría en el mar.

Amémonos tranquilamente,

pensando que podríamos,

si quisiéramos,

cambiar besos y abrazos y caricias,

mas que más vale estar sentados

el uno junto al otro

oyendo correr al río y viéndolo.

Cojamos flores, cógelas tú y déjalas

en tu regazo, y que su perfume suavice

este momento en que sosegadamente

no creemos en nada,

paganos inocentes de la decadencia.

Por lo menos, si yo fuera sombra antes,

te acordarás de mí

sin que mi recuerdo te queme

o te hiera o te mueva,

porque nunca enlazamos las manos,

ni nos besamos

ni fuimos más que niños.

Y si antes que yo llevases el óbolo

al barquero sombrío,

no sufriré cuando de ti me acuerde,

a mi memoria has de ser suave

recordándote así, a la orilla del río,

pagana triste y con flores en el regazo.


*Heterónimo Ricardo Reiss

Versión de Rafael Díaz Borbón