Mahmud Darwish

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Vuelan las palomas - Mahmud Darwish

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

- Prepárame la tierra para descansar:

estoy fatigado de tanto amarte...

Tu mañana es fruta para las canciones

y esta tarde es de oro.

Nosotros somos el uno del otro cuando la sombra penetra a su sombra en el mármol

y yo me asemejo a mi ser cuando cuelgo mi alma

a un cuello que no abraza sino a las nubes.

Tú eres el éter que se desnuda ante mí cual lágrimas de uvas,

eres el comienzo de la familia de las olas cuando se agarran a la tierra,

cuando emigran.

Te amo. Eres el preludio y el epílogo de mi alma.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

Mi amado y yo somos dos voces en los mismos labios,

yo pertenezco a mi amado y él a su estrella fugitiva.

Penetramos en el sueño pero él se rezaga para que no le veamos.

Cuando mi amado se duerme, yo velo para proteger su sueño de lo que pueda ver

y expulsar a las noches pasadas antes de nuestro encuentro.

Elijo nuestros días con mis manos

y elijo para mí la rosa de la mesa.

Duerme, amor mío,

para que las voces de los mares se eleven hasta mis rodillas.

Duerme, amor mío,

para que yo me pose en ti y salve tu sueño de una espina envidiosa.

Duerme, amor mío,

en paz y con las trenzas de mi poesía.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

- He visto abril en el mar.

He dicho: has olvidado la vigilia de tus manos,

los cánticos en mis heridas.

¿Cuántas veces puedes nacer en mi sueño

y matarme para que grite: "te amo"

y tú descanses?

Te llamo antes de las palabras

y vuelo en tu cintura antes de llegar hasta ti.

¿Cuántas veces puedes posar las direcciones de mi alma

en los picos de estas palomas

y desaparecer, como el horizonte en las laderas,

para que yo sepa que eres Babel, Egipto y Siria?

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

¿Adónde me llevas, amor mío, lejos de mis padres,

de mis árboles, de mi pequeño lecho y de mi inquietud,

de mis espejos, de mi luna, de la alacena de mis días y de mis noches en vela,

de mi ropa y de mi pudor?

¿Adónde me llevas, amor mío, adónde?

En mi oído, abrasas los desiertos, me cargas con dos olas,

quiebras dos costados, me bebes, me enciendes y

me abandonas en el camino del viento hacia ti.

Piedad... piedad.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

- Mi cintura se desangra porque te amo.

Huyo de dolor en las noches agrandadas por mi temor.

Ven a menudo y auséntate brevemente.

Ven brevemente y auséntate a menudo.

Ven sin parar, ah, de un paso inmóvil.

Te amo porque te deseo, porque te deseo.

Tomo un puñado de este rayo cercado por las abejas y la rosa fugaz.

Te amo, maldición de los sentimientos.

Tengo miedo de ti por mi corazón, miedo de que mi deseo se realice.

Te amo porque te deseo.

Te amo, cuerpo que crea los recuerdos y los mata antes de se completen.

Te amo porque te deseo.

Modelo mi alma a la imagen de dos pies, de dos paraísos,

me rasco las heridas con las extremidades de tu silencio... y la tempestad.

Muero para que las palabras se sienten en tus manos.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

- El agua me hiere porque te amo,

los caminos del mar me hieren,

la mariposa

y la llamada a la oración en la luz de tus brazos me hieren,

amor mío. Te llamo en mi sueño, temiendo la atención de las palabras,

temiendo que descubran a la abeja llorando entre mis muslos.

La sombra de las lámparas me hiere porque te amo,

un pájaro en el cielo lejano y el perfume de violeta me hieren.

El comienzo del mar

y su fin me hieren.

Ojalá no te amara,

no amara,

para que se curase el mármol.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

Te veo y me libro de la muerte. Tu cuerpo es un puerto

con diez azucenas blancas y diez dedos. El cielo va

hacia su azul extraviado

y yo retengo este brillo marmóreo, el perfume de la leche oculta

en dos melocotones sobre el mármol y adoro a quien otorga a la tierra y al mar un refugio

en la ribera de la sal y la miel primeras. Beberé el néctar de algarroba de tu noche

y me dormiré

sobre un trigo que rompe el campo, rompe hasta el grito que se oxida.

Te veo y me libro de la muerte. Tu cuerpo es un puerto.

¿Cómo me exilia la tierra en la tierra?

¿Cómo se duerme el sueño?

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

Tengo miedo, amor mío, del silencio de tus manos.

Frota mi sangre para que se duerma el caballo.

Amor mío, las mujeres de los pájaros vuelan hacia ti.

Tómame como aliento o esposa.

Amor mío, permaneceré aquí para que maduren en tus manos los pistachos de mis senos,

para que los guardias me arranquen de tus pasos.

Amor mío, te lloraré

porque eres el tejado de mi cielo

y mi cuerpo es tu tierra en la tierra

y tu morada.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas.

En el puente, he visto la Andalucía del amor y del sexto sentido

sobre una rosa marchita.

Le ha devuelto su corazón

y ha dicho: el amor me exige que no ame.

Exige que le ame.

La luna se ha dormido

sobre un anillo que se rompe.

Las palomas han volado.

En el puente, he visto la Andalucía del amor y del sexto sentido

sobre una lágrima desesperada.

Le ha devuelto su corazón

y ha dicho: el amor me exige que no ame.

Exige que le ame.

La luna se ha dormido

sobre un anillo que se rompe,

las palomas han volado

y la noche negra se posa en el puente de los amantes.

Vuelan las palomas.

Se posan las palomas. 


 Traducción del árabe:María Luisa Prieto