Miguel Espejo

poemas.ar

A grandes tragos - Miguel Espejo

Dios creó el universo de la nada

sostiene la antigua teoría bíblica,

lo cual en un punto significa

que también el hombre provino de la nada.

Después otra teoría, la primigenia explosión, the Big-ban,

formula un origen igualmente inconcebible.

De este modo, para decirlo sin estridencias,

nosotros deambulamos ebrios de incertidumbre en incertidumbre.

Sobre la segunda teoría, uno acaso podría imaginar

que Dios vomitó el mundo entre carcajadas

para luego poder tragárselo a grandes tragos.

El hombre se diferencia de la nada,

sólo por un cierto tiempo. Kojéve dixit

mientras intentaba, el pobre, explicar Hegel

a los cartesianos de París, en 1930.

Todo esto no tendría ninguna importancia

si la vieja que cuidaba el prostíbulo

de colonia Roma, allá en México D. F.,

no me hubiese dicho, en tono reprobatorio,

"Quieres beberte la vida de un solo trago"

después de pasar yo con tres bellas y jóvenes putas

y botellas que se acababan rápidamente.

La vida tal vez consista en esto:

en bebérsela de un solo trago

si uno no se hubiera quedado sin garganta.

Borges señalaba la ironía de Dios

que le había dado al mismo tiempo los libros y la noche.

El habla popular lo expresó con sencillez y un toque de envidia:

Dios le da pan al que no tiene dientes.

También le dio carreras imposibles a un paralítico

o la acedia al que lo prepararon para la caza mayor.

Y si es verdad que los griegos semejaron el cáncer a un cangrejo

es posible comprender el padecimiento de Tántalo

y advertir que las aguas se retiraban de su alcance al compás de una difteria.

Así, no quedan vinos susceptibles de convertirse en la sangre de Cristo.

Quizás Dios ya no pueda ingerir el universo a grandes tragos

porque también Él se ha quedado sin garganta.