Anne Sexton
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El arte negro - Anne Sexton
Una mujer que escribe siente demasiado,
¡qué trances y portentos!
Como si los ciclos y los niños y las islas
no fueran suficiente; como si los enlutados y los chismes y las
verduras nunca fueran suficiente.
Ella piensa que puede advertir a las estrellas.
Una escritora es en esencia una espía.
Querido, yo soy esa niña.
Un hombre que escribe sabe demasiado,
¡tales hechizos y fetiches!
Como si las erecciones y los congresos y los productos
no fueran suficiente; como si las máquinas y los galeones
y las guerras no bastaran nunca.
Con muebles usados él hace un árbol.
Un escritor es en esencia un estafador.
Querido, tú eres ese hombre.
Nunca amándonos,
odiando hasta nuestros zapatos y sombreros,
querido, querido mío, nos amamos uno al otro.
Nuestras manos están celestes y suaves.
Nuestros ojos están llenos de confesiones terribles.
Pero cuando nos casamos,
los niños se retiran con asco.
Hay demasiada comida y no queda nadie
que se coma toda la extraña abundancia.