Héctor David Gatica

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Carbonero - Héctor David Gatica

Un horno está encendido:

dieciocho toneladas de sudor.

Otro horno está tapado:

ciento noventa metros cubicados

de algarrobo y quebracho.

Y otro horno por armar.

Las chatas rodeadoras

amontonan un bosque por cada horno.

Recogiendo los meses

con la horquilla de los dedos

don Luis Fernández, carbonero,

quema un dolor doblado en los riñones.

Embolsado el sudor de cada día

con tizones de sol sobre la nuca

tienen cielos de humo

sus pesos negros.

II

Paladas de esta pena reseca

- jarilla y tierra-

con que tapan los trozos.

Caliente sepultura vegetal

Desvelos con el humo en la almohada.

La frente de estos hombres

se supone que es humana.

¡Bestia de olor que acecha llamaradas

cuidando por las noches que no se incendie el horno!

Mientras más lento el fuego

más pesado el carbón.

Que le saquen la mortaja al bosque

pronto y con siesta.

Lloran ángeles negros en las bolsas

por un infierno más para las manos.

Jornales de saliva tiznada

para nombrar los sueños carboneros.

III

Ha quemado El Retamo

-como ocho mil hectáreas de quebracho-

en La Gloria, en San Pedro, en todas partes.

Le queda solamente carbonilla

y cisco

hasta en el alma

y unas ganas ardientes y encimadas

de abrazar más mujer y menos leños.

Vuelve don Luis Fernández quemador

vuelve por doña Juana

sobre la curva de los días apilados en el monte.

Un beso de sabor oscuro

le enciende una mujer de leña.