Miguel Abuelo

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A mi hijo  - Miguel Abuelo

Nada hay que nada prohiba,
y a todo debes estar despierto,
como el halcón se encorva para la lucha,
como quien recibe ofrendas del cielo.
Aquí, así. Ahora.
En el agua del lago artificial.
Los hombres reman
conduciendo a sus hijos.