Sylvia Plath

poemas.ar

Fiebre   -   Sylvia Plath

¿Pura? ¿Qué significa eso?
Las lenguas del infierno
Son lerdas, lerdas como las triples

Lenguas del lerdo y gordo Cerbero
Que resuella ante la verja. Ni sus lameduras
llegan a limpiar.

El álgido tendón, el pecado.
La yesca llora.
¡El indeleble olor

De una vela extinguida!
Amor, amor, los lentos humos flotan
A mi alrededor como los chales de Isidora, me aterroriza

Que queden atrapados y se anclen en la rueda.
Humos así, amarillos y mustios,
Forman su propio elemento. No quieren alzarse,

Ruedan por todo el globo
Asfixiando a los viejos y los mansos
Al endeble

Niño de incubadora en su cuna,
La lívida orquídea
Que cuelga su jardín colgante en el aire,

¡Diabólico leopardo!
La radiación la volvió blanca
Y la mató en una hora.

Untando los cuerpos de adúlteros
Como ceniza de Hiroshima y corroyéndolos.
El pecado, el pecado.

Amor mío, toda la noche
Me he estado encendiendo y apagando
Las sábanas se hacen pesadas como el beso del lascivo.
Tres días, tres noches.
Agua de limón, agua de
pollo, el agua me da arcadas.

Soy demasiado pura para ti o para cualquiera.
Tu cuerpo
Me duele como a Dios el mundo. Soy un farol -

Mi cabeza una luna
De papel japonés, mi dorada piel tirante
Infinitamente delicada, infinitamente cara.

No te asombra mi calor. Y mi luz.
Yo sola soy una enorme camelia
Incandescente, yendo y viniendo, flujo sobre flujo.

Creo que estoy subiendo,
Creo que podría alzarme -
Las cuentas de metal caliente vuelan, y yo, amor,

Soy una virgen de
puro acetileno
Atendida por rosas,

Por besos, por querubines,
Por lo que sean estas cosas rosadas.
No por ti, o por él

No él, ni él
(mis yo se disuelven como enaguas de ramera vieja) :
Al Paraíso.